martes, 10 de marzo de 2009

Camino de Santiago


Hace un par de semanas, aprovechando el puente de nuestra Comunidad Autónoma, estuve haciendo el Camino de Santiago. La verdad es que salí encantado. Nunca antes lo había hecho. Es una experiencia única: paisajes impresionantes, largas caminatas, largos rato de conversación con los amigos durante la jornada, trato con gentes de otras nacionalidades, contacto con una cultura rural distinta a la nuestra. Pero a nadie se le oculta que hacer el Camino de Santiago es sacrificado. No sabes cómo van a reaccionar tus pies y tus piernas a tantos kilometros de travesía. Y todo -que es bastante sufrido- por motivos religiosos -dato que comprobé al recibir la compostelana-. Todos con algo por lo que pedir ante la tumba del apóstol de España. Me hizo pensar esto. ¡Cuánto bien hace a la persona el sufrimiento que agranda su espíritu! Y en los albergues gran ambiente de fraternidad. El sufrimiento une. Todos te brindan su ayuda, su conversación y su compañía. Gracias Santiago por brindarme esta oportunidad, que tanto bien me ha hecho, y me consta que a mis compañeros de aventura también. ¡Volveré! A ser felices.

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